María Isabel Terán de Bonetti es presidenta de Grupo Terán desde hace más de 25 años, transformándose en una empresaria pionera en el sector de la salud. Su liderazgo la ha caracterizado como una mujer empoderada en distintos escenarios. En una cercana conversación con Forbes Dominicana, María Isabel profundizó sobre los retos que tuvo que atravesar para convertirse en la empresaria líder de República Dominicana en la industria de la salud.
A fines de los años 70’s, María Isabel Terán de Bonetti recuerda que sus padres abandonaron Nicaragua con cinco hijas pequeñas, en medio de una guerra civil y habiendo perdido casi todo su patrimonio. Bajo esas circunstancias, lucharon por años para reconstruir sus vidas y mantener a su familia.
“Después de décadas, mi padre logró construir una de las principales empresas de salud en Centroamérica. Su esfuerzo y dedicación eran evidencia de que trabajando -a pesar de la tormenta- se podía llegar lejos”, relata la empresaria pionera con más de 25 años en el sector sanitario. “Fue con ese ejemplo que desenvolví mis actividades profesionales para desarrollarme como persona y mujer independiente.
Después de vivir en Estados Unidos y estudiar una carrera en negocios, en 1995 aterrizó en República Dominicana para enfrentarse a un nuevo reto. María Isabel no conocía el ambiente de negocios ni las dificultades naturales en la región por el simple hecho de ser mujer. “Nunca imaginé que, como mujer en Latinoamérica, alcanzar tus metas es doblemente complicado. Fue por todos esos retos y estereotipos que en 1997 decidí arriesgarme a ser madre y mujer empresaria del sector de la salud”.
Así fundó su propia empresa llamada Domed del Caribe, para cuatro años más tarde adquirir Serviamed Dominicana y luego, se sumó Calmaquip Dominicana. Ambas empresas forman parte del conglomerado dominicano Grupo Terán, donde María Isabel es la presidenta desde hace más de dos décadas.
“Había voces que decían que yo debía ser exclusivamente ama de casa, que mis principales responsabilidades eran el cuidado de mi familia, acatando la visión tradicional de mujer latinoamericana. Sin embargo, para mí, ser emprendedora y madre no se debían contraponer; quería ser una mujer con decisión propia, convencida de que debía seguir el ejemplo, camino y responsabilidad que me habían enseñado mis padres”, cuenta a Forbes República Dominicana.
Y es que en la región, los datos son desalentadores para el género femenino: la participación de las mujeres en la población económicamente activa se aproxima al 49%, muy por debajo de los hombres, con 75%.
“A pesar de que legalmente los derechos de las mujeres se encuentran garantizados a nivel constitucional, hay un enorme trabajo para que en la práctica se cumplan. Queremos mujeres con bienestar material, personal y espiritual, siempre en condiciones seguras, dignas y libres, que tengan la libertad de decidir qué ser, qué hacer y cómo hacerlo”, asegura María Isabel Terán de Bonetti.
Y concluye: “le hemos asignado a la mujer un sinfín de acciones y reglas de comportamiento guiadas por el deber ser y los estereotipos impuestos. Como mujeres emprendedoras, es nuestra responsabilidad romper con esos moldes e impulsar a la sociedad a garantizar la igualdad de oportunidades para todos sus integrantes. Se trata de que todos tengamos igualdad de condiciones para navegar aguas turbulentas y llegar a buen puerto.
Por María Isabel Terán, Presidenta de Grupo Terán