En el mes de marzo que concluyó, se cumplieron tres años desde que la pandemia de coronavirus impactó al mundo entero, poniéndonos en cuarentena bajo la incertidumbre y el temor. En América Latina y el Caribe el impacto fue de más de 70 millones de casos y 1.7 millones de fallecidos, un valor 2.8 veces superior al promedio mundial y con el doble de letalidad.
Gracias a la investigación en vacunas, las acciones gubernamentales y las medidas adoptadas por la población, los países han empezado a ver la recuperación social y económica. A propósito de esto quiero reflexionar sobre el futuro de los hospitales tras la pérdida de vidas humanas, que por cuestiones financieras y de equipamiento no contuvieron las muertes. Sin embargo, han sido resilientes y se han transformado positivamente.
En noviembre de 2022, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicó un artículo que responde a la pregunta “¿qué hemos aprendido con la experiencia de la pandemia que nos oriente en el diseño futuro de los hospitales en la región?”. El BID estudió a los países Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, España, Guatemala, Italia, México y Perú, para debatir sobre las experiencias de la pandemia de Covid-19 en estos países, en torno a cuatro ejes temáticos:
- El rol, la organización y la gestión de redes de salud. La respuesta del sistema debe ser integrada y coordinada en su conjunto, de manera que las instituciones y hospitales que componen la red de salud se complementen entre sí, capaces de ajustar su atención y de brindar el apoyo necesario frente a un incremento repentino en la demanda.
- La salud digital como canal de atención y coordinación. Debe ser considerada como un elemento clave al dimensionar, diseñar y organizar políticas públicas sanitarias. Por ejemplo, el número de salas de consulta médica presencial o el dimensionamiento de las salas de espera puede verse reducido al.
- Atención Primaria de Salud (APS). Juega un rol clave en la respuesta sanitaria por su cercanía con la comunidad y por su capacidad de resolución. Es necesario incluirla desde un inicio en el diseño de la respuesta de emergencia, ya que puede resolver el volumen de demanda en la comunidad, reduciendo la demanda de espacios para emergencias.
- Diseño hospitalario. Los nuevos hospitales deben estar preparados para incrementos no programados de la demanda, tanto su estructura como organización. Necesitan diseños flexibles que les permitan responder al aumento repentino en la demanda de camas, áreas de apoyo, personal competente y servicios de soporte, pero a su vez, para evitar su sobredimensionamiento y garantizar así su sostenibilidad en el tiempo.
Una de las lecciones clave que esta pandemia nos ha dejado es que el verdadero desafío está en adaptarse exitosamente a escenarios dinámicos, de rápida evolución, por lo que la búsqueda de flexibilidad, adaptabilidad y resiliencia de los servicios de salud en su conjunto será siempre la solución más efectiva.
La globalización y la conectividad en el mundo de hoy facilitan la transmisión de enfermedades y la posibilidad de que evolucionen en pandemias, lo que debe ponernos en alerta. La pregunta que debemos hacer no es si tendremos un nuevo evento de esta naturaleza en el futuro, sino cuándo tendremos que enfrentar la próxima y si estamos preparados para responder a ella.
Por María Isabel Terán, presidenta de Grupo Terán