Cada vez más empresas a nivel mundial son dirigidas por mujeres o forman parte importante en los Consejos de Administración. Este tema ha ganado atención significativa en los últimos años, debido a la creciente conciencia sobre la importancia de la igualdad de género en todas las áreas de la sociedad, incluyendo los negocios. Además de ser una cuestión de justicia social, ello trae beneficios económicos y sociales significativos asociados con que las mujeres estén presentes en posiciones de liderazgo empresarial.
Una mujer exitosa dirigiendo empresas puede reflejar un impacto positivo en el rendimiento financiero de las organizaciones. Varios estudios han demostrado que las empresas con mayor diversidad de género tienen un mejor desempeño financiero, en comparación con las que tienen una representación exclusivamente masculina. Además, el liderazgo femenino puede mejorar la toma de decisiones al agregar perspectivas y habilidades diferentes, lo que mejora la capacidad de las empresas para identificar y resolver problemas de manera efectiva.
Por otro lado, el liderazgo femenino puede incidir positivamente en la cultura y el ambiente de trabajo de la empresa. Al tener una mayor diversidad de opiniones, la empresa puede enviar un mensaje de inclusión y diversidad a sus empleados y al mundo en general. El liderazgo de las mujeres puede ayudar a atraer y retener a talentos femeninos en la empresa, ya que una empresa que valora la diversidad y la igualdad de género puede ser más atractiva para mujeres talentosas.
La representación de mujeres en los niveles más altos de la empresa puede servir como un modelo a seguir para las jóvenes que buscan carreras en negocios y liderazgo, podría ayudar a impulsar cambios sociales más amplios hacia la igualdad de género y la inclusión en el lugar de trabajo.
A pesar de los grandes beneficios de que haya mujeres empresarias y líderes en los negocios, todavía hay una falta de representación femenina en los niveles más altos de la empresa. En muchos casos, esto se debe a barreras estructurales, como el sesgo de género en la contratación y la promoción. Para abordar estas barreras, las empresas pueden implementar políticas de diversidad e inclusión en sus procesos de contratación y promoción, y trabajar para crear una cultura organizacional que valore y apoye la diversidad de género.
Por María Isabel Terán de Bonetti, presidenta de Grupo Terán